jueves, 29 de septiembre de 2016

Restaurante El Refugio, cooking revolution!

Hace unas semanas nos encontramos comprando a unos amigos, Miguel y Cristina, y nos dijeron que habían estado en la Taquería La Llorona hacía unos días (después de leer mi post) y que les había encantado. Hablando de restaurantes (ellos tienen uno, el Quart i Mig, del que ya os hablaré en su momento), nos recomendaron el restaurante El Refugio. Había comido ese día de menú y les había encantado.


Así que, ni cortos ni perezosos, a los dos días nos fuimos Fran y yo a dar una vuelta por el barrio del Carmen y probar su comida.



El nombre del restaurante recuerda el refugio antiaéreo de la Guerra civil que se encuentra frente al restaurante, en  la calle Alta, y del que todavía se conserva el letrero art decó de Josep Renau. 



El local es pequeño, pero muy agradable. Tiene dos salas, de ladrillo caravista pintado en blanco y paneles de madera pintados también en color claro, lo que hace acogedor.



El dueño nos trajo el menú, que luego nos explicó que cambia todos los días. la cocina, como explican en su web "una cocina propia y ecléctica, fusión entre el Mediterráneo, Asia y Latinoamérica



Fran eligió de primer plato el Crujiente de cordero, bulgur (alimento elaborado a partir del trigo) y manzana, y yo los Piquillos de bechamel berenjena y atún escabechado. La verdad, los dos estaban buenísimos. 



De segundo Fran eligió Salmón al horno con alubias, arame (alga dulce y suave) y judías salteadas. Como todo lo compartimos, me pareció un plato original, curioso y delicado a la vez. El salmón estaba en su punto, las judías crujientes pero cocinadas y lo mejor fue el sabor suave a mar de las alubias con el arame.

Yo comí Tajine de kofta (carne picada con especias) de ternera con cuscús. También me pareció que estaba muy bueno, la carne con un sabor potente que complementaba las verduras y el cuscús.

No nos quedamos con hambre, y no tenemos costumbre de comer postre cuando vamos solos, pero en esta ocasión no pudimos resistirnos a probar los dos postres que nos ofrecían en la carta.



A mis amigas Sefa y Salu les hubiera encantado las Delicias de café al Baileys con helado de Capuccino. Y el Crumble (como un pastel desmigando harina con mantequilla, azúcar y como no, frutas) de Piña y Mango, crujiente y suave a la vez, a mi amigo Paco C.

Desde luego, alguien muy comedor, no se quedaría con hambre y todo está perfectamente elaborado, donde pudimos degustar la fusión mediterránea, asiática y latinoamericana. Se nota la pasión por la cocina.

Recibidos al entrar con una sonrisa, el trato fue encantador pero discreto, natural. 

Además no preguntaron si teníamos el BONO MENÚ REVOLUTIONNARY (cada 10 comidas, en la última tienes un descuento de 10 €). Lo gracioso es que sí lo llevábamos, porque Cristina me dio el suyo (sin yo darme cuenta y pensando que era una simple tarjeta) me lo quedé, y le pedimos que nos lo cuñara para devolvérselo a sus propietarios.



Ya sabéis Miguel y Cris, en unos días os devuelvo el bono que me apropié. 

Y no me puedo resistir a poner antes de cerrar este post, una foto de la propia web de El Refugio, que me encantó cuando la ví. 


http://tribusimpostoribus.wixsite.com/refugio

El Refugio en C/ Alta nº 42 de Valencia



domingo, 4 de septiembre de 2016

Cuadro infantil con piedras de playa

Cuando voy a la playa, me encanta recoger piedras (como a tanta gente), pero nunca se que hacer con ellas. Este verano, que he podido volver a la playa después de tres años en dique seco, me hinché a coger piedras de Altea, Puçol...

Vi muchas fotos de piececitos monísimos, pero me pareció más complicado con las piedras que había recogido, puesto que no le pude dedicar muchas horas a recogerlas.

Las cogí pensando en hacerle un cuadro a Ainhoa, la futura hija de mi amiga Beita. ¡Espero que le guste como ha quedado!


Materiales:

- Marco Ribba de Ikea
- Piedras de playa
- Ramitas
- Cartulina de scrapbooking
- Pinturas acrílicas
- Pincel y punteros para uñas
- Silicona


Empecé haciendo un boceto en papel del hueco del paspartú para poder hacer tranquilamente el diseño. Y me puse a ello.


Empecé con la primera flor y continué seleccionando piedras con tonos similares para hacer otras dos más. Ya tenía la base del cuadro.


Escogí seis piedras ovaladas de distintos tamaños y que no fueran muy oscuras. Quería que el cuadro mantuviera la claridad. 

Dibujé con lápiz las letras del nombre de Ainhoa en cada piedra y luego las pinté con pintura acrílica blanca.

Fui mezclando colores para hacer el borde de cada letra con puntitos. Probé varios tonos, porque quería hacer el mismo tono que tiene la bebé en la pared de su habitación, pero es muy difícil hacer ese azul mezclando los colores primarios que tenia a mano. 

Para la base del cuadro, utilicé papel de scrapbooking de rayas de colores, que además llevaban el tono de la pared de la habitación. 


Al final me decidí por un color fresa fuerte, para que no fuera rosa y sobre todo para que destacaran las letras. Y empecé a probar con las ramitas secas que había ido recogiendo. 

Opté por la tercera opción, me parecía que quedaría más fino y se verían más las flores. Y volví a hacer el diseño


Y empecé a pegar con silicona las ramitas y las flores de piedras.


Poco a poco fue tomando forma. Y al ponerle el marco, el resultado final me encantó.

Espero que a los futuros papás les guste tanto como a mí.


En mi pared junto a mis cuadros también queda bonito ¿No?